Salobreña está ubicada en la Costa Tropical, en la provincia de Granada. La población de Salobreña cuenta con 12500 habitantes, un diez por ciento de los cuales son residentes extranjeros de hasta 40 nacionalidades, establecidos en los núcleos de población del pueblo, paseo marítimo, barrios y urbanizaciones residenciales de acantilados y montañas. La agricultura, los servicios, el turismo, la hostelería y la construcción son nuestras principales actividades económicas. La pesca y la industria vinculada a la destilación de alcoholes tienen una presencia testimonial en la economía local de nuestra villa.
Su situación, junto al mar Mediterraneo y la proximidad de las montañas de Sierra Nevada, con las mayores alturas de la península, suavizan y protegen el valle de los vientos del norte. Ello origina un microclima subtropical que propicia la producción de frutos tropicales como el mango, chirimoya, guayaba, papaya o aguacate en nuestras huertas.
El centro histórico está formado por Barrios construidos en el interior de la desaparecida Muralla que en la Edad Media fortificara la ciudad, y la convirtiera en uno de los lugares más inexpugnables de la costa de Al- Andalus.
Los Barrios de La Loma, el Brocal o el Albaycin, conservan rincones acogedores. Su estructura urbana de origen medieval nos llevará a descubrir callejas, recodos, portones, ventanucos, pasadizos y bóvedas. En el Barrio de La Fuente, encontrará la calle más estrecha de Salobreña .
Entre sus monumentos y enclaves más interesantes destacan el Castillo Arabe, la Iglesia Mudéjar del Rosario, la Bóveda, el Paseo de las Flores, los Miradores del Postigo y el Albaycin, la Casa Roja, la Azucarera de la Caleta, y el Peñón del Paseo Marítimo. EL MUSEO HISTORICO VILLA DE SALOBREÑA resume la dilatada historia de la villa, mediante maquetas, cerámicas, utillajes y expositores. Dispóngase a conocerlos. Estamos encantados de acompañarle en la visita.
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"Está la ciudad de Salobreña murada y fortalecida de muy altas y fuertes murallas en toda su circunferencia con muchas torres a trechos. Tiene dos puertas aforradas con planchas de hierro defendidas de gruesas torres.” Así refería Tomás de Aquino y Mercado, en 1650, el estado en el que se hallaba la villa en el siglo XVII.
Tras la conquista de la ciudad islámica, en la navidad de 1489, el siglo XVI irá transformando Salobreña paulatinamente en una villa cristiana.
La mezquita debió ser consagrada al culto cristiano, la Torre Granada o Puerta de la villa se utilizó como cárcel, el hospital benéfico se instaló en una vivienda de la Calle Real, se configuró la Plaza Pública, donde se instalaría la Casa Capitular y junto a ella la nueva cárcel, y se levantó la Iglesia Parroquial.
Pero Salobreña continuó encorsetada en los límites impuestos por su recinto amurallado hasta prácticamente los últimos años del siglo XIX, con un crecimiento urbano casi nulo.Una visión completa del entramado urbano no la tendremos hasta 1752.
Los historiadores del siglo XVII resaltan las buenas defensas con las que contaba la villa. Esas murallas con el paso de los años se irán haciendo cada vez más innecesarias, pero hasta la segunda mitad del siglo XVIII aún jugaron un papel importante.
El abastecimiento de agua, a comienzos del XVIII, se obtenía según un testimonio de 1722 de las fuentes del Gambullón al pie del tajo, y de un pozo intramuros, que posiblemente se situaría en algún lugar del actual barrio del Brocal.
En 1752, la Villa contaba con 221 casas dentro del recinto amurallado. Fuera de las murallas las casas eran 23, en su mayoría de campo, un ingenio azucarero, un molino harinero en la vega baja y 10 chozas. Entre 1785-87 la epidemia de malaria o fiebres terciarias asolarón la villa, unido a la crisis agrícola de la caña de azúcar.
Un plano de Francisco Coello de 1852 no muestra variaciones respecto a la situación de 1752, salvo la ocupación del espacio próximo al castillo.
La calle Real se convirtió entonces en una de las principales de la Villa, ya que comunicaba el acceso principal a la población con la plaza Pública o plaza mayor y la Casa de Cabildos, hoy actual Museo. El nombre de calle Real es muy habitual de la época ya que proviene de la costumbre castellana de llamar así a la calle principal de la ciudad en representación de los Reyes de España, y que en este caso sería los nuevos reyes de Salobreña, los Reyes Católicos.
En la calle Real de Salobreña son singulares la 'Casa Grande', en la esquina de la calle Puerta Villa. Esta casa es hoy propiedad de la Iglesia. El viejo Horno comunal es hoy un bonito bar en la Placeta donde podrá contemplar los viejos muros de fábrica.
Al final de la Calle Real, la plaza principal alberga la antigua cárcel y las antiguas casas consistoriales, hoy reconvertidas en museo histórico local.
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Museo Histórico
Desde el siglo XVI y hasta finales del siglo pasado, la plaza del actual Museo Histórico de Salobreña fue el centro lúdico, económico, social y político de la villa. La fuente instalada recientemente en la plaza está inspirada en otra existente en ya en el siglo XIX. El edificio acogió durante más de 400 años el ayuntamiento del municipio. Restaurado y adaptado a la nueva necesidad, el museo pretende ser un recorrido visual en el tiempo por los casi 6000 años de historia humana en tierras de Salobreña.
Se exponen restos materiales de varios yacimientos arqueológicos del neolítico, fenicios, púnicos, romanos, y árabes. Maquetas de la formación geológica y urbana de la villa, y una serie de fotografías de Salobreña en el s. XX completan la exposición. En el sótano se conserva la cárcel real construida por orden de los Reyes Católicos en el siglo XVI. Pasemos a conocer el orígen de la Selambina romana.
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La Segunda Guerra Púnica enfrentó a las dos potencias que entonces dominaban el Mediterráneo occidental: Roma y Cartago. La contienda se suele datar desde el año 218 a.C, fecha de la declaración de guerra de Roma tras la destrucción de Sagunto, hasta el 202 a.C. en el que Aníbal y Escipión acordaron las condiciones de la rendición de Cartago.
Selambina entró a formar parte del Imperio romano en el año 206 a.c. Ya es citada en los siglos I a.c y I d.c. en las obras de los geógrafos Cayo Plinio Cecilio Segundo, conocido en Roma como Plinio el Viejo, el bético Pomponio Mela y el geógrafo griego Ptolomeo.
Fue una ciudad con administración stipemdiaria, es decir, obligada a pagar tributos de suelo e impuestos a Roma por el derecho de conquista.
Teniendo en cuenta el antiguo paisaje que en estas fechas existía, el Promontorio de Salobreña presentaba unas inmejorables condiciones para un asentamiento: tradición de una ocupación previa, posición estratégica frente al mar, con dos ensenadas naturales, una al este y otra al oeste, que satisfacían plenamente sus necesidades portuarias. Observemos la maqueta que describe los yacimientos arqueológicos y la línea de litoral en la época.
Esta condición es esencial para comprender su elección como centro organizador del territorio circundante. Las producciones agrícolas, pesqueras y alfareras que se dieron en su entorno requerían la existencia de un buen lugar de embarque para su comercialización a otras áreas del Mediterráneo.
La producción alfarera durante el Alto y Bajo imperio romano (siglos I-V d.C.) fue muy importante en el área de la antigua Selambina. Se conocen hasta ocho talleres, si bien solo tres de ellos, Los Barreros y Los Matagallares en Salobreña y la Loma de Ceres en Molvízar, han aportado documentación suficiente para conocer sus actividades.
En Los Barreros, desde el siglo III hasta principios del siglo V d. C. y en Los Matagallares, desde el siglo III d. C., se fabricaron sobre todo ánforas, el envase por excelencia para el transporte y comercialización de productos agrícolas y pesqueros a otras ciudades del imperio. Se transportaba vino, aceite y derivados del pescado, principalmente salazones y salsas. También se fabricaron materiales de construcción, cerámicas para uso doméstico como jarrones, platos, y otros recipientes.
El antiguo islote del Peñón, hoy integrado en el Paseo Maritimo de Salobreña, fue utilizado de forma estable durante la etapa romana como santuario marítimo, para la actividad pesquera y como necrópolis. Lo prueban los numerosos restos materiales fechados entre el siglo II-I a. C. y IV-V d. C., que podemos encontrar en el museo.
Ya fué santuario marítimo de la población tardopúnica que, bajo dominio de Roma, dispuso de un templo dedicado posiblemente a la diosa púnica Tanit.
En el museo histórico de Salobreña se exponen materiales procedentes del santuario. Terracotas, quemaperfumes, ungüentarios, lucernas helenísticas, vajilla campaniense de mesa, ánforas vinarias itálicas y otros materiales tardopúnicos de gusto refinado pueden observarse en las vitrinas.
Siguiente punto de interés: Paseo de la Iglesia.
La cristianización llega pronto a Salobreña. Mucho siglos antes de la invasión musulmana, las actas del Concilio de Ilíberis, siglo IV d.c., constatan la asistencia del presbítero Silvanus, representando a la comunidad cristiana de Segalvina, identificada con Salobreña.
Edificada sobre la antigua mezquita musulmana, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario es de estilo mudéjar. (s.XVI).
Según el inventario de la iglesia que data del año 1868, poseía once imágenes grandes. Han sobrevivido la Virgen del Rosario y el Cristo Crucificado, junto a la imagen de una Virgencita con manto de plata, colocada en lo alto del altar mayor, y un Crucificado pequeño ubicado en el púlpito. Este templo ha sufrido mucho con el paso del tiempo y de los hombres. La techumbre que originariamente era un artesonado de madera, fue destruida por un terrible incendio ocurrido durante la noche del 31 de agosto de 1820. Durante más de quince años, hasta que se reconstruyó la techumbre, las misas y demás oficios litúrgicos se celebraron en los locales de las casas consistoriales, actual museo histórico de la villa.
Durante muchos años se realizaron inhumaciones de cadáveres en la iglesia, unas veces en su cripta subterránea y otras veces en el suelo de las naves laterales, delante de los altares, especialmente de los de la Soledad y del Santo Cristo.
Estos enterramientos dentro de las iglesias fueron prohibidos por Carlos III, y más rigurosamente por su hijo Carlos IV, por motivos de salud pública.
La plaza de la Iglesia continuó siendo cementerio cristiano hasta 1789.
El interior de la iglesia fue revestido y restaurado. La cabecera dedicada al altar mayor tiene acceso a la torre y sacristía. Sobre los pies se sitúa el coro sobreelevado y sostenido por su sencillo armazón de vigas de madera.
Su puerta lateral, con decorado exterior de azulejería y la torre, esbelta y rematada con almenas escalonadas, son típicamente mudéjares.
De sus imágenes destacamos la Virgen del Rosario, probablemente datada en el s. XVI. El Altar del Sagrado Corazón dispone de un retablo enmarcado con pilastras estriadas que alberga talla policromada de un Sagrado Corazón de Jesús. En el Altar de la Inmaculada, la imagen de la titular se dispone en un retablo con dobles columnas salomónicas. Valga como anecdótico el hecho de que de las tres cabezas de angelotes esculpidas en la peana, la central representa el rostro del hijo de la devota que donó la imagen en torno a 1950.
Es el punto de inicio y partida de las procesiones de Semana Santa que cada año recorren las calles de la villa.
Siguiente punto de interés: la boveda.
La ausencia de invierno climático, con temperaturas medias sobre los 15 grados centígrados, la humedad, y la situación geográfica de nuestro valle rodeado de altas montañas y mar, favorecen el desarrollo de especies vegetales de clima tropical y mediterraneo. Una amplia diversidad de hábitats conviven en un espacio relativamente pequeño. Apenas unos pocos metros separan las escarpadas paredes de los acantilados, de la fértil vega, una llanura aluvial que debe su existencia al río guadalfeo –rio del puerto- para nuestros antepasados árabes. Nace en sierra nevada y durante siglos ha sido capaz de colmatar la ensenada que fuera en otro tiempo puerto natural de fenicios, griegos y romanos.
Las montañas han ido cambiando el bosque mediterraneo por las especies tropicales introducidas al ritmo de llegada del regadío a distintas cotas, para volverse agrestes a alturas sin posibilidad de riego controlado.
Arbustos leñosos, flora mediterranea, plantas productoras de frutos exóticos, flores tropicales, almendros y vegetales de la huerta cohabitan en un territorio rico en historia y diversidad botánica.
Le invito a acompañarme en un paseo audioguiado por algunos de estos espacios singulares. Descubramos la riqueza natural de Salobreña, caminando.
Siguiente punto de interés: parque de la fuente.
Este jardín de plantas y espacio de juegos infantiles es uno de los lugares de esparcimiento de Salobreña. El estanque suele estar animado por algunas especies de aves acuáticas.
Fíjese en los ejemplares de ficus que dan sombra a parte del parque. El ficus es un árbol de gran porte, procedente del sur de Asia, e introducido en Europa hacia 1815. Su nombre científico “ficus elastica”, alude al látex gomoso que posee, del que se obtenía el caucho. Posee raices adventicias, que surgen de las ramas inferiores para clavarse en el suelo. En algunos ejemplares del parque resulta difícil averiguar el verdadero tronco, ya que forman verdaderas columnas vegetales. Esta planta precisa abundante humedad. Las hojas son tóxicas y el contacto con éstas o con el látex puede producir irritaciones en la piel.
Las flores pueden aparecer en cualquier momento del año.
En el lado del parque más próximo al pueblo, se puede contemplar una escultura representativa de la cosecha de la caña de azúcar, cultivo milenario en Salobreña, introducido por los árabes en el siglo XII, y desaparecido de la vega de Salobreña desde principios del presente siglo.
En el parque se pueden observar algunos ejemplares incorporados al jardín. La caña de azúcar es de color verde. El interior del tallo es comestible, muy dulce gracias a la sacarosa que contiene. Sus hojas alargadas y verdosas forman una verdadera maya vegetal en las fincas en las que se cultivaban. Por ello se incorporó la costumbre importada de Australia de quemar la plantación el día anterior a la cosecha, con el fin de hacer accesible la acción del mondero o cortador de cañas.
La cosecha tenía lugar entre los meses de abril y julio. Su abundante mano de obra provocaba un considerable aumento de la población en Salobreña a mediados del siglo XIX, durante los periodos de zafra, denominación singular con la que se conocía la cosecha de la caña. Familias llegadas de los municipios de interior de la comarca se instalaban en la villa para participar en las durísimas tareas de monda y acarretos –traslado con animales de la caña a las fábricas azucareras.
Es mucha la información de la que se dispone acerca de la caña de azúcar, tanto de su implantación, de su exportación desde la costa tropical al Caribe y SudAmérica con la colonización del nuevo mundo, la incorporación de la máquina de vapor a la producción de azúcar y melazas. Puede ampliar esta información en el archivo correspondiente a la fábrica de la Caleta y la Casa Roja de nuestro itinerario audioguiado histórico. Recomendamos la visita al Museo Preindustrial de la caña de azúcar de Motril, para ampliar conocimiento sobre la producción de azucar en época pre industrial.
Junto al parque de la fuente, detrás de la comisaría de policia local, acomodado en el espacio de una antigua cantera, se encuentra el anfiteatro al aire libre, donde se organizan actividades culturales al aire libre. Tiene capacidad para 900 personas.
Siguiente punto de interés: camino del gambullón.
DESDE EL PARQUE DE LA FUENTE, tomamos el Camino del Gambullón, al pié del tajo sobre el que se asienta el barrio del albaycin de Salobreña. Tras unos minutos caminando podremos observar algunos cultivos de huerta, plataneras y a nuestra derecha tras el primer cruce una finca de mangos y otra de chirimoyas.
Los bananeros que crecen en nuestra comarca producen una variedad de banana popularmente conocida como plátano basto. Las plantas son denominadas Plataneras. Son originarias del sur de Asia Su nombre científico es “musa acuminata”-. Es curiosamente considerada una planta herbacea, que puede medir hasta 5 metros de altura con hojas de hasta 2 metros de largo.
Su flor es colgante, y se encuentra rodeada por una enormes brácteas de color rojo –morado dispuesta en capas. Del interior de estas brácteas crecerá el fruto que se presenta en forma de gran piña, y que estará dispuesto para ser cosechado tras 100 días después de su aparición. La floración de esta planta no tiene fecha fija en nuestra comarca, por lo que puede producir bananas en cualquier época del año. Cada planta producirá una gran piña, luego morirá, dando paso a nuevos plantones a su lado, dispuestos a producir nuevas cosechas. En algunas fincas de frutos tropicales se cultivan bananas en las laderas de las fincas para protegerse del viento y propiciar la polinización natural, especialmente en fincas de chirimoya.
Tras el primer cruce, a nuestra derecha, en dirección a la Caleta, encontraremos una pequeña plantación de Mangos.
El mango es una de las frutas más conocidas y apreciadas de todas las que se producen en Salobreña. Abundan en paises de clima tropical, y son originarias de la India de ahí su nombre –manguifera indica- . En sus paises de origen pueden llegar a tener hasta 20 metros de altura. En nuestra comarca las plantas de mango no superan los 4 o 5 metros de altura. Por motivos de rentabilidad y accesibilidad en Salobreña se poda la planta dejando su altura máxima en unos dos metros, para facilitar la cosecha de sus frutos. Las hojas de color verde intenso son alargadas y brillantes. En la costa tropical el mango tiene una floración doble, que se produce entre los meses de abril y julio. La cosecha del fruto se produce entre los meses de septiembre y noviembre. En función de las variedades el fruto producido puede llegar a pesar más de un kilogramo por unidad, siendo su sabor muy apreciado y valorado. Ello hace que cada vez más agricultores estén apostando por el cultivo de esta planta tropical.
De tronco recto y grueso, puede medir hasta 20 metros de altura. En el camino del Gambullón, en dirección a la caleta, junto a la intersección de entrada a La Guardia, encontramos la Palma Canaria. Densa copa, repleta de hojas con forma de pluma de color verde intenso, con frutos no comestibles. Originaria de las islas Canarias, tiene su floración a partir del mes de mayo, cuando entre sus hojas aparecerán grandes racimos colgantes de miles de pequeñas flores. En su lugar de orígen se obtiene la miel de palma. En Salobreña sólo tiene función ornamental, pudiendo observarse numerosos ejemplares en las avenidas de acceso a la villa, jardines de la Casa Roja o en la Plaza del Antiguo mercado, Casco Antiguo.
Tras unos minutos caminando alcanzamos La Caleta y su Ingenio Azucarero.
Siguiente punto de interés: la caleta.
La Caleta es un barrio nacido tras la construcción de la fábrica azucarera todavía instalada a sus piés.La producción de azúcar de caña junto a la tradición pesquera han sido las tareas tradicionales de sus pobladores. La trama urbana invita a perderse por sus callejuelas, a descubrir la curiosa decoración de algunas fachadas, y a reencontrarse con el mar.
Uno de los edificios históricos más importantes de la Caleta es la Fábrica Azucarera Nuestra Señora del Rosario, también conocida como Azucarera del Guadalfeo. Fué construida entre el año 1860 y 1861 por el empresario granadino Joaquín Agrela. A finales del siglo XIX más de la mitad de la superficie de riego de Salobreña eran plantaciones de caña de azúcar. Hasta su cierre definitivo en el año 2006, esta fábrica se dedicó a la producción de azúcar de caña, miel, y melazas para la elaboración de alcoholes y ron, con un proceso casi idéntico desde su creación.
Coexistió con más de una docena de ingenios azucareros repartidos por la comarca, cuando la caña de azúcar cubría las zonas de vega del litoral granadino y malagueño. Durante los últimos 40 años fué la única fabrica de azúcar de caña de Europa. La reducción de las zonas destinadas a la caña debido a la introducción de los frutos tropicales y la expansión urbana, obligó su cierre. En 2005 se produjo la última campaña de elaboración de azúcar de caña hecha en España.
El edificio y la maquinaria han sido catalogados como Bienes de Interés Cultural de Andalucía, por el interés histórico de su patrimonio industrial, aunque no es visitable. En la actualidad sus instalaciones siguen produciendo alcoholes con melazas importadas de otros continentes, y albergan una piscifactoría de engorde de doradas y pulpo.
La Caleta tiene especial cariño a su Virgen del Carmen, patrona del Mar. Su Iglesia, en el centro del pueblo, es un Moderno edificio construido en los años 70. Pero es lugar de partida de la procesión que se celebra cada año en el mes de Julio, para conmemorar el día de la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores, que es embarcada y llevada en procesión marítima. Por la calle Ramblilla tomamos la Calle Real, una pequeña subida nos permite descubrir de nuevo el mar y los panoramas de la bahía, los jardines, las chimeneas de la antigua azucarera y Salobreña con su castillo al fondo.
Entre los jardines del Parque de la Caleta encontraremos zonas de juegos infantiles e instalaciones deportivas para niños y adultos, selección de plantas tropicales y palmeras. En él se encuentra la casa del pensionista y el centro cultural de la Peña Flamenca de Salobreña, que organiza cada sábado noche espectáculos flamencos para socios y visitantes. La chimenea data de 1860 y al pie de la misma hay un pequeño mirador sobre la fábrica.
Junto al mar, bajando por la calle Ramblilla encontramos el lugar más popular de la Caleta: Plaza del Lavadero. Es un bonito mirador desde el que contemplar la línea litoral de Salobreña . Desde este punto podemos iniciar un agradable paseo por el acantilado, a lo largo de la conocida Senda Mediterranea. La escalinata invita a subir por las calles próximas.
Siguiente punto de interés: plaza del lavadero .
Tomemos tras la azucarera la calle ramblilla para llegar al mar. Bajando hasta la plaza del Lavadero, dejamos a nuestra derecha la subida a la calle real desde donde podemos disfrutar de interesantes panorámicas. Pero para encontrar a la gente del lugar debemos callejear.
Tomemos el camino paralelo al mar por los acantilados del Caletón. El camino continua durante 30 minutos subiendo desde la cala del Caletón hacia las urbanizaciones paralelas a los acantilados hasta el Hotel situado en el acantilado, camino denominado senda mediterranea. Especies botánicas propias de los acantilados, y avifauna de la zona compuesta entre otras por gaviotas reidoras, argenteas y sombrías serán nuestros compañeros de camino.
Las jaulas en mar abierto pertenecen a una piscifactoría que hasta hace poco tiempo producía doradas y que en la actualidad se dedica a la producción de pulpo, aprovechando también las instalaciones en tierra, ubicadas en el recinto de la fábrica azucarera, donde se produce el preengorde.
Desde la cala subimos el camino. En este entorno destacamos algunas especie botánica de interés.
De flor amarilla, y pequeñas hojas verdes de aspecto carnoso, podemos encontrar la estrella de mar. Es una planta trepadora, denominado cientificamente asteriscus marítimus , ya que se adapta fácilmente a rocas y arena de la playa. Para resistir a la adversa climatología en zonas secas y de gran salinización, la estrella de mar almacena el agua en las hojas. Las flores se pueden ver durante casi todo el año, aunque en verano se secan, quedando unidas a la planta. Se pueden observar en el caleton, y sobre la arena de las playas.
Otra de las plantas que hallaremos entre los acantilados son una especie de gran cáctus de hojas anchas y puntiagudas, de cuyo centro sale una especie de tronco con ramas acabadas en semillas. Se trata del ágave o pita. Originaria de México, la pita ha colonizado laderas rocosas y espacios cercanos a la costa. En algunos acantilados se han utilizado para fijar el terreno. La flor de la pita, con forma de tronco, puede tardar 25 años en aparecer, tras lo cual muere la planta. La flor puede medir hasta 10 metros de altura. En algunos lugares de México se llama mescal, ya que de su sabia se extrae un aguardiente con este nombre. A su alrededor crecerán varios hijos. Algunas comunidades utilizan sus hojas para hacer papel y cuerdas muy resistentes.
Siguiente punto de interés: cala del caletón